Acaban de florecer un par de jazmines en la planta al fondo del jardín y -como con su perfume y todo decoraban el centro de la mesa en la cocina- en un momento de la tarde lluviosa de ayer me puse a dibujarlas con mi lapicera negra. ¡Lástima que el perfume no queda también impregnado en el dibujo!
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